5 de abril de 2011
Christopher Ciccone comenta: "Nada es normal a lado de Madonna"
Hay dos formas de huir de la sombra de una hermana súper famosa: destruirla o cambiar de planeta. Considerando que lo segundo aún no es posible, Christopher Ciccone se dedicó a lo primero. O al menos, esa primera lectura hizo la prensa de su indiscreto y delicioso libro, "Mi vida con mi hermana Madonna". Aunque muchos interpretaron el contenido de esas 500 hojas como puro despecho, especulación y hasta extorsión, una relectura menos cínica permite encontrar esa otra cara del libro que Christopher asegura, es la verdadera. Según él, su libro es un acto de rebeldía contra una hermana tirana, controladora, injusta y despreciativa que, cegada por su propio ego, hiere profundamente la dignidad de su entorno. "Esta es la carta de amor más larga que le hice a mi hermana. Es mi manera de contarle nuestras vidas a través de mis ojos. Es darle otra perspectiva. Realmente no creo que nunca se haya puesto en el lugar de nadie más, jamás, para preguntarse qué puede estar sintiendo el otro", confiesa en una conversación telefónica con 7 DIAS desde Los Ángeles.
Ella, la peor de todas. Madonna tiene seis hermanos, pero Chris, dos años menor, es el más importante. Para comenzar, es el hermano gay del ícono gay más importante del planeta. De algún modo, ella lo ayudó a revelar su identidad sexual llevándolo en secreto a sus clases de danza y a boliches alternativos. Ella lo nutrió de ambiciones y lo embarcó en la inédita aventura de convertirse en la mujer más poderosa de la historia de la música. Chris, a cambio, brindó su lealtad y prestó su talento cuando nadie más creía en ella (él es uno de los dos bailarines que acompañaron a Madonna en su primer video clip "Lucky Star", cuando la diva no tenía presupuesto para pagarse una troupe). Más tarde, cuando las puertas del estrellato finalmente se le abrieron, él se convirtió en el director creativo de importantes giras como "Blond Ambition" y "The Girlie Show" (la cual los trajo a ambos a la Argentina en 1993). Fue también su compañero en la red carpet, su decorador de interiores, vestuarista y hasta asesor sentimental.
"Yo fui quien secó sus lágrimas cuando su primer gran amor, Sean Penn, le rompió el corazón diciéndole, sobre todas las cosas, que nunca serviría como actriz, a los gritos, en peleas donde ella terminaba completamente desarmada, hecha un bollito en el suelo y sin poder hablar por el llanto. Recuerdo esos días con especial nostalgia, ella todavía era una chica normal que no podía creer estar saliendo con una estrella de cine, por eso sus palabras la herían tanto". Durante décadas Chris no sólo fue su hermano, fue su compañero y confidente. ¿Cómo llegaron entonces a convertirse en desconocidos? "La primera vez que me di cuenta de que yo ya no sabía quién era mi hermana fue cuando hizo una puesta en escena llorando sobre la tumba de nuestra madre para su documental "Truth or Dare" ("A la cama con Madonna"). La había visto especular con cuestiones de raza, con símbolos religiosos, con autoridades gubernamentales, con sexo... ¿pero con nuestra madre? Eso ya me pareció demasiado. Yo tenía tres años cuando murió mi madre, ella cinco. Recuerdo lo que sufrimos esperando a que volviera algún día. Fue terrible darnos cuenta que eso nunca sucedería y ella usaba esa tumba para hacerse más famosa", explica.
Pero no sería la única. El golpe final lo daría la inexplicable tendencia de su hermana a relacionarse con hombres homofóbicos, como Guy Ritchie. "Él realmente me despreciaba, no me consideraba un ser humano", señala. Aún hoy Chris no se explica cómo Madonna permitió que Guy lo hiciera comer en el piso en su fiesta de compromiso. "Mi hermana ha consentido cosas que me denigraron", denuncia. Eso y varias decenas de malos entendidos (y abusos) económicos de parte de Madonna para con su hermano, terminaron de sepultar la relación y dieron nacimiento a este libro que Chris presentará en la Argentina el próximo martes 5 de abril en la Librería Yenny-El Ateneo (Av. Santa Fe 1860).
–Hace ya varios años que está distanciado de su hermana, ¿qué balance hace de lo que esa relación le dio y le quitó?
–Madonna lleva una gran sombra detrás de ella a dondequiera que vaya, y es muy difícil no quedar absorbido no sólo por su éxito sino también por su terrible personalidad. Ella opaca a su entorno, no sólo con talento, también con demandas, caprichos y excentricidades. Es difícil seguirle el paso.
–¿Ella es consciente de eso?
–No es su problema. Realmente no le importa qué hace el resto con lo que ella es. Estamos hablando de una persona que pasó la mayor parte de su vida intentando ser famosa, intentando que el mundo la ame. Está demasiado cegada con su propia luz como para mirar alrededor. Y su entorno también se ciega. Ella es como una droga.
–¿Se puede decir entonces que ustedes tenían una relación adictiva?
–Sí, absolutamente. Y fue muy difícil dejarla. Yo estuve consumido por ella, pero ella no me hizo hacer nada, yo me hago responsable de mis decisiones. No hice este libro para destruirla, lo hice para verme a mí mismo como una persona más completa, algo que nunca me había pasado.
–Una de las cosas más llamativas de su libro es la confesión de su inestabilidad financiera, teniendo cargos tan importantes junto a ella.
–La verdad es que nosotros siempre trabajamos sin contratos. Ella me daba la oportunidad de trabajar con grandes niveles de presupuestos, con gente increíble, pero yo ganaba como el peor empleado. Al principio no me importaba porque era todo tan excitante. Yo podía ponerme a prueba, desarrollar mi talento pero si la enfrentaba para hacerle reclamos económicos ella me castigaba y me decía que yo estaba ahí por ser su hermano, entonces no podía reclamar nada.
–¿Este libro lo hizo millonario?
–No realmente.
–¿Cómo es posible, si vendió millones?
–Bueno, hay contratos, abogados, derechos, editoriales. No vino todo la plata a mí, aunque tampoco puedo quejarme. Estoy mejor que cuando trabajaba con ella (risas).
–Usted es el hermano gay del icono gay más grande del planeta, ¿fue eso una carga extra?
–En algún punto lo fue. Recuerdo entrar al cuarto de un hombre hermoso al que conocí en un boliche y quedarme completamente atónito al ver que la cama estaba rodeada de fotos de mi hermana (risas).
–¿Cómo está la relación entre ustedes ahora?
–Nos mandamos algunos mails. Está mas calma. Al menos ya no nos agredimos. Tengo la esperanza de que algún día podamos volver a juntarnos y tener una relación normal, aunque nada es normal al lado de ella.
–¿Qué opina de su look actual? ¿Está demasiado obsesionada por seguir viéndose joven?
–Claro que lo está. No creo que la gente se imagine la enorme presión que cae sobre ella para parecer más joven. No está rodeada de la gente indicada. No creo que le estén diciendo la verdad sobre cómo luce con las cirugías y la ropa que elige.